Fuente: La Vanguardia
Fecha de publicación: 15/11/2020
La anosmia, la pérdida completa del olfato, y la ageusia, la pérdida total de la capacidad de apreciar sabores, están entre los síntomas más comunes de las personas contagiadas de coronavirus. Se trata de una afección que puede durar unos pocos días o varias semanas, pero que en algunos casos se prolonga mucho más en el tiempo. Y no solo la Covid-19 provoca la pérdida del olfato y el gusto.
Antes de la pandemia, ya se sabía que los virus respiratorios pueden tener una afectación negativa sobre estos dos sentidos, estrechamente relacionados. Después de pasar un resfriado muy fuerte hay personas que pierden también temporalmente la sensibilidad de estos sentidos, con una fuerte incidencia para la calidad de vida de los afectados.
¿Y cómo se puede recuperar el olfato? ¿Hay terapias o ejercicios de rehabilitación? ¿Cuánto tiempo suele tardarse en recuperarlo? Casi diez meses después de la primera gran oleada de la pandemia ya se han realizado numerosos estudios validados por la comunidad médica internacional con pacientes de coronavirus que habían perdido el sentido olfativo. E indican que un 45% de ellos recupera el olfato en dos o tres semanas como máximo, sin mayores complicaciones. Pero hay un 7% de los afectados que necesitan más de tres meses.
Así afecta el virus a la detección del olor
El olor es detectado por un área de la nariz del tamaño de un sello llamado epitelio, donde se encuentran los receptores de los olores. Una vez captado el olor a través de la nariz, interviene el córtex cerebral, en la zona del bulbo olfativo, que lo interpreta. De este mecanismo automático depende la denominada memoria olfativa.
El olfato, el sentido corporal con el que se perciben aromas y sustancias dispersas en el aire, fue el primer sentido desarrollado por los animales. Estudios recientes muestran que los humanos somos capaces de discriminar un billón de olores y no 10.000 como se pensaba hace 100 años (Comerse el tarro. Guía para descubrir el cerebro).
Estudios recientes muestran que somos capaces de discriminar un billón de olores
El bulbo olfativo está cerca de las regiones del cerebro ligadas a la memoria. No es extraño, pues, que el olfato sea uno de los sentidos más conectados con las experiencias vividas. ¿Quien no ha viajado mentalmente a una situación, un lugar o a una persona de nuestra infancia después de captar un determinado olor?
Los estudios realizados con positivos de coronavirus concluyen que la afectación depende en buena medida de cómo el virus provoca esta pérdida de olfato. La puerta de entrada es la nariz: al inhalar el virus se provoca una inflamación local que dificulta que lleguen las partículas de olor al techo de la nariz.
Hay un segundo mecanismo, con una afectación que se produce directamente en la membrana olfativa, en el bulbo olfativo, que dificulta que el cerebro pueda discriminar e identificar un olor de otro.
Cuando olemos, unas terminales nerviosas captan el olor, y el cerebro las interpreta. Hay unas células de soporte que ayudan a oler. El Covid-19 no ataca directamente estas terminales nerviosas, afecta solo a estas células de apoyo. “Esto es bueno y es lo que explica que la mayoría de pacientes recupere el olfato cuando pasa el coronavirus, pero cuando afecta a las neuronas o el sistema nervioso cuesta más; pueden hacer falta meses para recuperarse o en ocasiones incluso no se recupera”, advierte la doctora Maria Foglia Fernández, directora del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitari Sant Joan de Reus.
“En ocasiones pueden hacer falta meses para recuperar el olfato y en un 10% de casos no se recupera”
Maria Foglia
Directora Otorrinolaringología H. Sant Joan de Reus
Si después de tres semanas, tras superar el virus, el paciente no ha recuperado el olfato, es recomendable acudir al especialista, al otorrinolaringólogo, y plantear una terapia de rehabilitación. “Se pueden hacer acciones rehabilitadoras del olfato, tenemos herramientas para intentar rehabilitar el olfato”, destaca la doctora Foglia.
La estimulación, el método más eficaz
Se utiliza normalmente un set de olores, con olores muy comunes, y se le pasa a la persona para que los huela a diferentes concentraciones. De esta manera, “se acorta el tiempo de rehabilitación gracias a la estimulación olfativa”, apunta la doctora Foglia.
Y advierte que es necesario vigilar con los aromas excesivamente intensos, que pueden provocar irritación, por lo que es recomendable hacerlo siempre de la mano de un médico y no por cuenta propia.
Las herramientas son parecidas a las que utilizan los profesionales que dependen del sentido olfativo, como los sumilleres o los perfumistas, que necesitan entrenar para tener un olfato más fino. Aunque hay personas mejor dotadas, con más facilidad y sensibilidad olfativa, la base de un olfato fino está sobre todo en la estimulación, en el trabajo y el ejercicio que se practica con este sentido. La memoria olfativa, lo que nos permite identificar un determinado olor, se fundamenta en el trabajo diario.
Otras posibles causas
Pero no es solo el coronavirus lo que causa pérdida del olfato. Un traumatismo también puede provocarlo de forma brusca. Un golpe muy fuerte directo en la nariz o de rebote, con un golpe en la cabeza que provoque una lesión en las células que necesitamos para percibir el olor.
Hay otras patologías, como las alergias, que también provocan una disminución o pérdida de olfato. El 40% de las causas agudas están provocadas por virus respiratorios. Si la afectación es sobre las células nerviosas es cuando normalmente se tarda más en recuperar el olfato o incluso no se logra recuperar. “La pérdida sin recuperación es muy poco frecuente, menos del 10% de los casos. En todo caso, la recuperación depende de la gravedad de la pérdida, del lugar de la afectación y de la edad del paciente”, explica la doctora Foglia.
Aunque la causa más habitual es la vírica, en caso de pérdida del olfato los especialistas intentan descartar también otras afectaciones provocadas por un traumatismo o en ocasiones por un tumor, aunque con casos mucho menos frecuentes.
La afectación en el gusto
Aunque el olfato está muy relacionado con el paladar, el virus del Covid-19 no siempre afecta el gusto cuando provoca una pérdida del olfato. “Puede afectar el gusto por afectación directa también de las miles de papilas gustativas que tenemos en la lengua, el paladar y la garganta (dulce, salado, amargo, ácido), aunque esta circunstancia es menos frecuente.
De los pacientes analizados con Covid-19, leves o moderados, un 70% tenía afectación del olfato y un 50% también del gusto, según varios estudios científicos publicados recientemente. Y muestran que también se recupera con bastante rapidez el gusto una vez superada la infección, porque es una afectación en las células de apoyo.
Buena parte de las partículas del sabor se captan detrás de la lengua y llegan a la nariz, pero también son captadas en la lengua a través de los sensores y receptores de gusto que tenemos, que nos dan la sensación de amargo, dulce o salado. “Olfato y gusto son dos sentidos que están relacionados, pero cada uno tiene sus vías de estimulación e interpretación”, concluye Foglia.