¿Es posible recuperar el olfato tras haber pasado el covid-19?

Vista, oído, olfato, gusto y tacto. Si te vieras obligado a decidir de cuál de tus sentidos te costaría menos prescindir, es muy probable que optaras por el olfato. Tendemos a considerarlo como el menos importante, sin pararnos a pensar en la tarea tan esencial que desempeña en nuestro día a día.

El olfato nos ayuda a identificar los sabores que nos gustan, nos sirve para detectar si un alimento está o no en buen estado, hace que nos resulten más o menos atractivos una persona o un lugar… Asimismo, es tremendamente evocador y nos permite revivir recuerdos, instantes y vivencias a través de un aroma. Los olores, también, nos alertan, nos predisponen a la huida o a la defensa al ser capaces de activar todas las regiones emocionales del cerebro. Aun así, el olfato es uno de los sentidos menos estudiados.

Su órgano clave es la nariz: con ella percibimos las sustancias olfativas volátiles, que penetran a través de los orificios nasales y se adhieren a las células receptoras, situadas en las membranas mucosas. “Los seres humanos contamos con 400 células receptoras olfativas diferentes, que trabajan haciendo contacto físico con las moléculas que componen el olor y envían esta información a la región del cerebro encargada de su interpretación” explica el profesor Antonio Abrante Jiménez, codirector del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.

Aunque nos puede sorprender, en torno a un 10% de la población sufre pérdida de olfato o anosmia. Las causas pueden ser muy diversas: desde infecciones virales respiratorias o alergias —como la rinitis alérgica—, hasta algunas enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson, el alzhéimer, la corea de Huntington o la demencia. Asimismo, también algunos tumores y traumatismos craneoencefálicos pueden estar detrás de este trastorno.

Ahora se suma el coronavirus: se trata de uno de sus síntomas más frecuentes y, por ello, ha cobrado visibilidad en los últimos meses. Nuestro experto señala que «ahora sabemos que en torno al 75% de las personas con covid-19, aun con una infección leve, presenta anosmia«. Afortunadamente, añade, «la mayoría de los pacientes que han perdido el olfato por este motivo se recuperan en un tiempo máximo de dos meses».

Pero hay veces en que la situación no mejora y el paciente no logra recobrarlo. En estos casos, es importante consultar con el especialista de otorrinolaringología para que realice una exploración y valore la posibilidad de realizar ejercicios orientados a recuperar este sentido.

Para entender cómo puede regenerarse la capacidad de percibir olores, tenemos que hablar del «epitelio olfativo, un área que se encuentra en el techo de la cavidad nasal y es la parte del sistema olfativo directamente responsable de detectar los olores: está formado por células basales, neuronas sensitivas olfatorias y células de soporte», explica el profesor Abrante. Además, existen alrededor de 25-30 nervios olfatorios que transmiten el estímulo detectado hasta el cerebro y que «poseen la capacidad de regenerarse a lo largo de la vida; esta neuroregeneración puede ser estimulada mediante la exposición repetitiva a odorantes, por lo que podemos afirmar que el entrenamiento olfatorio es una alternativa válida de tratamiento en pacientes con pérdida de olfato».

Es un tratamiento sencillo e indoloro. Consiste en que el paciente debe realizar varios ejercicios para ‘entrenar’ la capacidad del cerebro de distinguir, guardar y recordar los olores. “El procedimiento tiene una duración de tres meses en los que, en dos sesiones diarias (mañana y tarde), de dos minutos cada una, se le dan a oler al paciente aceites esenciales para que trate de identificarlos —continúa el profesor Abrante—. Concluidos los tres meses, se realiza la prueba de olfatometría para valorar la mejora”.

Mediante esta terapia, alrededor del 30-50% de los pacientes mejora su capacidad olfatoria. El especialista subraya que estos ejercicios han mostrado su eficacia cuando el origen de la pérdida de olfato es postraumático, posinfeccioso o neurodegenerativo, así como cuando no se identifica ninguna causa específica. “En cuanto a la pérdida de olfato o anosmia de causa posviral, como en el caso del covid-19, la mitad de los pacientes logra la recuperación del olfato después de entrenar este sentido durante tres meses”.

En cualquier caso, es importante recordar que debe ser el especialista en otorrinolaringología el que realice un diagnóstico preciso y el subsiguiente tratamiento. Para llegar a este diagnóstico, será necesario que se realicen una exploración nasal, distintas pruebas de imagen y una olfatometría, “que nos permite averiguar la cantidad y la calidad del olfato. También ayuda a detectar anomalías en las interpretaciones, como olores desagradables o distorsionados, o las alucinaciones olfativas”.

El especialista subraya que, antes de empezar el tratamiento, es necesario descartar lesiones endonasales para, con toda la información obtenida, “poder iniciar el entrenamiento olfatorio de manera individualizada, puesto que no se trata de una terapia única, sino que se va adaptando en función del origen del problema”.