¿Por qué he perdido el olfato y el gusto?

Se sabe que los sentidos del gusto y del olfato están altamente relacionados, por ello la mayoría de personas se sorprenden cuando verdaderamente conocen que su pérdida del gusto es derivada de un trastorno olfativo.  Alteración de los sentidos por diferentes causas Pueden ser diferentes patologías las que alteren estos sentidos, pero las más comunes suelen ser tras sufrir una gripe o enfermedad respiratoria. Cómo menciona la Doctora Adriana Izquierdo-Domínguez, especialista en Alergología y miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), quien comenta también que muchas otras infecciones virales diferentes a la COVID-19 afectan al gusto y al olfato, produciendo una ‘anosmia post infecciosa’.

Relación del olfato con el gusto

Las personas que experimentan trastornos del olfato experimentan una pérdida en su capacidad para oler o cambios en la forma en que perciben los olores. En cuanto a la pérdida del sentido del olfato, algunas personas tienen hiposmia , que es cuando se reduce su capacidad para detectar el olor.  Otras personas no pueden detectar ningún olor, lo que se llama anosmia . Algunas personas experimentan cambios en la percepción de los olores o notan que los olores familiares se distorsionan. Un olor que generalmente huele agradable en lugar de mal. Aún otras personas pueden percibir un olor que no está presente en absoluto.

La anosmia cómo la pérdida sensorial olfativa 

La anosmia es el término médico que se refiere a la pérdida del sentido del olfato. Las sensaciones del gusto y el olfato están relacionadas, por lo que muchos trastornos del sentido del olfato también están asociados con una disminución del sentido del gusto.

Causas de la Anosmia

Las causas de la pérdida del sentido del olfato varían y pueden variar desde infecciones, obstrucciones o daños en la nariz, por daños en el cerebro y el sistema nervioso en general.

¿Es perjudicial la Anosmia?

La anosmia puede ser temporal, como ocurre con algunas infecciones, o permanente. La irritación de las membranas mucosas de la nariz por fumar, la inhalación de contaminantes o toxinas o por infecciones puede afectar la capacidad de percibir los olores.   Se produce cierta pérdida del sentido del olfato durante el envejecimiento normal. A veces, tener un resfriado, una infección de los senos nasales o la gripe puede resultar en una disminución en la capacidad de percibir los olores. También se ha informado que una infección con el virus SARS-CoV-2 (COVID-19) recientemente descrito causa una pérdida del sentido del olfato.

Realmente son comunes los trastornos olfativos y gustativos

Diagnosticar un trastorno del olfato y del gusto puede ser difícil, ya que los pacientes a menudo no pueden proporcionar una historia clara de los síntomas, con frecuencia no pueden distinguir entre sus dificultades con el olfato y el gusto.  Según las cifras del Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas en inglés) “los científicos creen que hasta un 15% de los adultos podrían tener un problema del gusto o del olfato, pero muchos no buscan ayuda médica”.

Perfil clínico de pacientes con pérdida de olfato y del gusto

Se refleja un perfil claro al que contribuye la pérdida olfativa y gustativa, que sucede mayoritariamente en las personas de edad avanzada y el hecho de fumar parece tener un pequeño impacto perjudicial sobre el olfato. Por otro lado, las mujeres generalmente tienen mejor olor y sabor que los hombres de la misma edad. Los cuestionarios estandarizados pueden ser útiles en el diagnóstico. La disfunción del olfato y el gusto se ha relacionado con la pérdida de apetito, la pérdida de peso involuntaria, la desnutrición y la reducción de la calidad de vida.  La disfunción del gusto puede ser completa o parcial y afectar uno o más aspectos del gusto (dulzura, amargura, acidez y salinidad). Se estima que el 95% de los trastornos del gusto se deben a un deterioro del olfato más que a una pérdida gustativa.

Causas de estos trastornos sensoriales

Las causas más comunes de disfunción olfativa incluyen rinitis alérgica, rinosinusitis crónica (con o sin pólipos nasosinusales) e infección de las vías respiratorias superiores.  Otras causas potenciales incluyen traumatismo craneoencefálico, enfermedades neurodegenerativas (incluida la enfermedad de Parkinson y deficiencias cognitivas) y medicamentos.

Diagnóstico clínico

Es esencial el examen de la nariz, la boca y la orofaringe, así como el examen neurológico. Puede estar indicada una evaluación adicional, como pruebas cognitivas, endoscopia nasal, tomografía computarizada de los senos nasales o de la nariz o resonancia magnética cerebral. Hasta la mitad de los pacientes con disfunción olfativa mejoran con el tiempo. La mejora de la función olfativa se correlaciona inversamente con la gravedad y la duración de la pérdida, la edad, el tabaquismo y el sexo masculino.